domingo, 22 de agosto de 2010

SIN TRABAJO PARA NOSOTROS

El haber sido de ETA no era ningún impedimento para conseguir trabajo en México, pues a los patrones les interesaba tu trabajo y no tu pasada militancia en ETA, lo cual ni te preguntaban. Así todos los exiliados pudimos trabajar en diferentes empresas tanto de vascos como de españoles, pero al parecer las cosas han cambiado o cuando menos hay una empresa que no está dispuesta a admitir gente que haya militado en ETA, este es el caso de las panaderías Lecaroz y de cuya historia he sido el protagonista.
Hace como 30 días más o menos, un amigo me habla para decirme que en una panadería de Lecaroz necesitan una persona, que las chingas son muy duras y hay que quedarse a dormir en un cuarto de la panadería. Me dan el número telefónico de la persona con la que tengo que hablar y que es el gerente de la panadería.
Tras el primer contácto por teléfono me cita para una entrevista. Es domingo cuando me presento ante el gerente que es un asturiano. Me dice que la edad no importa, que lo importante es el trabajo, que responda y queda en llamarme, pues tiene una duda y es que el supervisor parece que tiene ya otra persona para esta panadería, de ser así hay otra cerca en donde también necesitan a otro, pero quiere que la persona que llegue con él se quede a dormir en el cuarto que hay en la misma panadería. Me dice que el trabajo ya lo tengo y queda en llamarme en cuanto sepa algo seguro.
Mi situación es lamentable, ya no tengo dinero y trabajo un taxi que dando la cuenta y con el gasto de la gasolina, no gano nada, la mayoría de días pierdo dinero y en un mes gano 800 pesos, cuando mis gastos normales son de entre 5 y 6 mil, pesos. Me ofrecen en la panadería 8000, para empezar, suficiente para comenzar a salir adelante.
Dos o tres días después el gerente me habla a casa para decirme que ya puedo empezar cuando quiera, quedamos que el próximo domingo llevo mis cosas para así avisar al del taxi que ya lo voy a dejar y comenzar el lunes.
Llega el domingo y como hemos quedado me presento en la panadería a la mañana. Voy con el taxi y dejo las cosas en el cuarto, el cual cuenta con un baño y con cucarachas a montones. Están algunas cosas del que estaba en el lugar que voy a ocupar, entre ellas un sofé que es donde dormia y al día siguiente se llevarán todo.
Siento un gran desánimo al ver el panorama, pero mi interés por trabajar al fin en una empresa seria y grande, (son más de doscientas panaderías) es mucho.
A la noche, tras entregar el taxi llego a la pandería y tras indicarme el gerente lo que tengo que hacer, que en primer lugar es quedarme con las llaves de las puertas para que nadie pueda entrar o salir tras el cierre, me voy a dormir. Duermo mal, pues hace un calor sofocante y veo cucarachas por todos los sitios.
A las cuatro y media de la mañana me levanto, esta será la hora de levantarme todos los días y comienzo mi trabajo. Se llevan los muebles del otro por lo que el gerente me manda a casa con una camioneta para traerme una cama pregable.
Comienzan a pasar los días. De 4 y media a diez de la mañana estoy trabajando. A esta hora voy a descansar y vuelvo a las tres para estar hasta el cierre, que entre lo que se hace las cuentas y demás, son las diez y media de la noche u once para cuando voy a dormir. El dolor de pies es insoportable, sin embargo aguanto todo y pongo todo mi empeño en aprender el gran lio que son los precios de los panes, pasteles y demás.
Mi día de descanso va a ser los sábados, pero la primera semana no se descansa, nada me importa, solo el tener ya un trabajo estable donde terminar mi carrera laboral.
Comienza una nueva semana, de vez en cuando siento el temor de que se vayan a enterar de mi pasado y me corran, pero también es posible que aun siendo así no lo hagan, pues lo principal es cómo trabajes y el gerente está contento conmigo.
Un día me dice el gerente que el patrón ya sabe que hay un donostiarra en esa panadería y que dijo: "No será de ETA". Se encienden los focos rojos.
Se acerca el viernes y estoy deseando ir a mi departamento para ver como está y descansar. El jueves ya hablamos el gerente y yo y quedamos en que el viernes trabajo corrido, osea, de cinco a cinco para salir a esta hora. Ya el sábado a la tarde tendré que volver para estar a la noche en la panadería y cerrarla.
Es viernes. Como a diario, a las cuatro y media me tocan la puerta del cuarto para que me levante. El gerente llega como a las site y no sé porque pero tengo el presentimiento de que me van a echar de la panadería.
Son como las ocho y media, después de despachar todo el pan de primera hora, cuando me llama a la oficina. Me dice que le da mucha pena lo que me tiene que decir y enseguida sé de qué se trata.
Me dice que el dueño principal, Julian Larretxea Echenique está fuera de México y que la política de la empresa es que no se contrate gente mayor y hay que esperar que llegue él a ver que dice, que de momento espere una semana a que llegue y ya me avisaran.
Está claro que si me admitieron con la edad que tengo y estoy trece días trabajando, el problema no es la edad, el motivo es que ya saben quien soy y no quieren a gente que haya militado en ETA.
Espero de todas formas la semana y como ya sabía no me avisan de nada, simplemente me querían sacar y luego el olvido.
Otra vez estoy sin trabajo, me hicieron perder uno que no ganaba para dejarme después en la calle.
Lo curioso es que un asturiano me tendió la mano y le estoy muy agradecido, mientras que vascos me dejan tirado como a una colilla.
Los españoles podrán estar satisfechos, los que hemos sido de ETA cada vez tenemos menos salidas y se nos niega hasta el derecho al trabajo, así luego se les facilita el comprar gente, como a un repugnante sujeto que no tiene más que sebo en todo su ser y ya se les ha vendido, pero conmigo están jodidos, me pegaré un tiro si ya no tengo que comer pero que no esperen poder comprarme, soy lo que fui y así seguiré hasta el final.
Alguien me dice que puedo demandar a la panaderia por discriminación, nada de eso me interesa, si no me quieren por haber sido de ETA no me pueden causar más que repugnancia. Es lamentable que vascos nieguen el trabajo a alguien por su militancia política, por haber sido de ETA, pero así es. En las panaderías Lecaroz de México, del vasco Julian Larrechea Etxenique, los vascos que hemos sido de ETA tenemos las puertas completamente cerradas ¡Lamentable!

LIBRO MIJANGOS

En breve será publicado por la editorial Casa Negra, de Aguascalientes, mi libro relacionado con Claudia Mijangos, la historia de la mujer que hace 20 años asesinó a sus tres hijos en Querétaro y que a pesar del paso del tiempo sigue el tema causando un gran interés.
El libro, cuyo título original es: La Auténtica Historia de Claudia Mijangos, saldrá a la venta como: Claudia Mijangos: Verdades y mentiras del triple filicidio, como se muestra en la portada aquí presentada.
Espero que les guste a mis lectores y sobre todo que se aclaren muchas dudas de este caso que tanto ha llamado la atención.