miércoles, 21 de julio de 2010

DESCANSE EN PAZ, AMIGO GARTZEN

Iba yo de regreso a mi casa tras estar en el homenaje a mi amigo Hector Galindo, cuando me dan la triste noticia por teléfono. Nuestro querido amigo Gartzen ha fallecido.
Aunque no lo recuerdo perfectamente, creo que fue el 28 de diciembre del 1980, la primera vez que oía hablar de Gartzen.
Si mal no recuerdo fue Charly, que en paz descanse, quien dijo:
El lendakari del txoko es un tal Gartzen y es un cabrón de miedo.
No faltó mucho, tal vez tres o cuatro días, que en el txoko vi por primera vez al tal Gartzen.
Su cara no mostraba ninguna maldad ni sentido negativo hacia los exiliados que íbamos llegando, sino por el contrario, a todos nos hablaba con gran amabilidad.
Si éste es un cabrón viva los cabrones, pensaba yo a medida que lo iba conociendo.
No pasó mucho, para que Gartzen, el bueno de Gartzen, se convirtiría en uno de nuestros mejores amigos y quizás en el mayor benefactor que hemos tenido.
Gartzen dio trabajo a muchos de nosotros. Hombre amante del rancho y dela caza, invitaba a pasar fines de semana en el rancho o a cazar, a cuanto compañero quisiera pasar un fin de semana agradable.
Cuando trabajé en Laresgoiti, ya retirado hacía varios años, el personal todavía le recordaba con cariño.
Un gran hombre Gartzen, un hombre de esos que no deberían morir nunca. Viviendo en Querétaro, un día fuí a su rancho junto a otros compañeros, el bueno de Gartzen se desvivía por que nos sintiéramos agusto y nos invitaba a ir el siguiente fin de semana y pasar unos días. Fue aquel un domingo, que al igual que mis compañeros, lo pasé de maravilla. El propio Gartzen, aficionado también a la cocina, nos hizo una alubias, recogidas en el propio rancho, que estaban exquisitas.
Allá se encontraban también sus hijas Estívaliz y Miren. Amigas mias desde que llegué a México y quienes por mucho tiempo se mantuvieron cercanas a exiliados.
Vaya a toda su familia mi más sentido pésame, el cual, a buen seguro, puedo hacer extenso por todos los exiliados que tuvimos la suerte de conocer a este gran hombre, a este amigo de los exiliados, un vasco que jamás olvidó sus raices ni a los suyos y siempre estuvo listo para ayudar a todo el que necesitaba su ayuda.
Descansa en paz amigo Gartzen.
¡Nunca te olvidaremos!

viernes, 2 de julio de 2010

FELICIDADES ATENCO



Mis mayores felicitaciones a los ya ex presos de San Salvador Atenco y muy en especial a mi querido amigo Hector Galindo.
Como bien se sabe, los campesinos de San Salvador Atenco se dieron a conocer cuando se negaron a que el gobierno del presidente más tonto e ignorante de la historia de la humanidad, Vicente Fox, pretendió quitarles sus tierras para construir un areopuerto. Con machete en mano y a caballo, los bravos campesinos se dispusieron a dar la vida por sus tierras y así se enfrentaron al gobierno federal, quien terminó dando marcha atrás.
Tiempo después, un problema del gobierno estatal con comerciantes floristas, hizo que los campesinos de San Salvador Atenco salieran en defensa de estos, lo que terminó en una auténtica batalla campal.
Varias personas fueron detenidas y encarceladas, entre ellos el dirigente campesino Ignacio del Valle.
Pasó como un año cuando un día, leyendo El Universal, veo que a los campesinos de Atenco les dan penas que pasan los 60 años y al leer los nombres de los tres dirigentes que más condena tienen, me quedo asombrado, pues uno de ellos es mi amigo Héctor Galindo. De inmediato llamo a mi también amiga Rosi y le pregunto por Héctor, me confirma que así es, ha sido condenado a muchos años de cárcel. De inmediato le digo si se le puede visitar, me dice que no, que tiene que ser familia directa, por lo que pienso que ya nunca veré a mi amigo. Pero hagamos un pequeño recuento de la historia.
Fue un día, como lo explico en mi libro Exialiados Vascos, en el que fuí a las afueras de la embajada española a protestar contra una de las injusticia más que se cometía contra nuestro pueblo, cuando vi a aquel joven vestido de traje, quien con micrófono en mano se solidarizaba con nuestra lucha. Me acerqué a él, le dije quien era y comenzamos nuestra amistad.
Gracias a Hector puede dar algunas conferencias en preparatorias (en Exiliados Vascos pongo secundarias) sobre la lucha de nuestro pueblo y presentar mi libro Un Mexicano en Euskadi.
Enseguida me di cuenta que Hector era un luchador social, siempre al lado del pueblo. "Abogado penalista participó como asesor jurídico en el movimiento estudiantil-universitario de 1999-2000, dicho movimiento fue una reacción ante el intento de imposición de un Reglamento general de pagos que anularía el derecho a una educación pública y gratuita.Posteriormente, los habitantes del Pueblo de San Salvador Atenco, junto con otras comunidades afectadas conformaron la organización social Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), en el que Héctor Galindo Gochicoa apoyó como uno de los asesores jurídicos de la organización y participó en las diversas mesas de diálogo con el gobierno de Estado de México, cuya finalidad era resolver diversas demandas en materia de educación, empleo, justicia, salud, infraestructura etc"*Me llamaba la atención ver junto a él a una muchcha y a una señora, quienes siempre me han mostrado su simpatía y solidaridad para con mi pueblo. No soy amigo de hacer preguntas que puedan ser indiscretas, así que me limitaba a ver la relación entre mis tres amigos como algo personal de ellos, aunque sí me confundía, pues Rosi parecía la novia y la señora la madre, pero de repente la madre era la tia y Rosi la amiga, la última vez que me encontré con ellas, para darles mi libro Exiliados Vascos y se lo llevaran a Hector, lo que al parecer no pudieron hacer por no dejarlo pasar, presentaba a Rosi como la novia de Hector y ésta respondía una y otra vez que era la amiga, comentándome que estaban con Hector porque no tenía familia. Hoy por medio de El Universal y poco antes de comenzar a escribir esto, ne entero del misterio.
Mientras que develo el tal misterio y siguiendo con Hector, como no recordar el día que me invitó a una manifestación, era en un aniversario más de la revolución cubana y marchamos de Juarez a la embajada de Estados Unidos. Hacía unos días que el gobierno de Fox había detenido a mis seis compañeros, así que llevaba una ikurriña (bandera vasca) siendo Nelly, la que consideré la madre de Héctor, quien la llevó durante toda la marcha.
Ya en la embajada y al ver la ikurriña, varias personas se nos acercaron y solidarizandose con la lucha de mi pueblo y con los recientemente presos, comenzamos a dar consignas como ¡ETA sí, gachupines no! ¡Presos vascos libertad! y alguna otra.
Junto a Héctor se encontraba Ignacio del Valle, quien me invitaba amablemente a ir a Atenco para exponer el problema, pero ya era muy tarde y tenía un compromiso, por lo que no pude aceptar la oferta, pero me emocionaba ver como los pueblos se solidarizan.
Desde su detención no he dejado de pensar en este generoso amigo. Hoy, como digo, conozco por el periodico su historia personal y mi admiración crece hacia él y hacia las dos mujeres que siempre lo acompañan.
Héctor fue un niño de la calle y de la calle lo rescató Nelly Urrutia, la mujer que yo pensaba era su mamá. Sin nigún trámite lo recogió abriéndole las puertas de su casa para convertirse en el cuarto hijo, Siendo Rosi otra de las hijas de la mujer. Héctor, adoptado por la familia, no les defraudó, por el contrario, lejos de las drogas u otros peligros que acechan en la calle y hacia donde parecía dirigida la vida de Héctor, se convirtió en un abogado, en un jóven con un gran sentido de la justicia y dispuesto a luchar por un México justo, sin olvidar la solidaridad para los que de igual manera en otros países sufren injusticias y está por demás claro, que esta familia adora a Héctor y no lo han abandonado ni un sólo momento, siempre han estado a su lado y han dado todo por él, hasta quedar arruinados.
Es la gran historia que nos cuenta el universal y que engrandece a estas personas tan admirables.
Y cuando pienso que no volveré a ver a mi amigo, han pasado cuatro años desde que lo detuvieron, en los que ha sufrido malos tratos y hasta torturas, me llevo la gran alegría, La Suprema Corte concede la libertad a todos los presos de San Salvador Atenco, entre ellos a Ignacio del Valle y a mi amigo Héctor Galindo.
Parece ser, al comenzar esta semblanza, que ya está en la calle tras algunos problemas con autoridades que lo retienen con algún pretexto absurdo y que no es más que una pequeña venganza.
Desde aquí, un fuerte abrazo a este querido amigo y a su familia que tan generosamente siempre ha estado a su lado, espero poderle dar el abrazo personalmente muy pronto.
¡Felicidades Héctor! Seguro que te quedan grandes cosas por hacer y siempre estaré orgulloso de ser tu amigo.
*párrafo y foto de internet



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